El 20 de agosto de 2005 jugó el último partido en el fútbol argentino el ex jugador de Vélez Sarsfield Marcelo Bravo en la goleada de su equipo 6-0 ante Gimnasia de La Plata en el bosque, donde convirtió un gol. Días más tarde se le diagnosticó una hipertrofia cardiovascular que lo marginó de la actividad profesional.
Tenía nada más que 20 años y había sido pieza clave en el Vélez campeón del clausura 2005 con Miguel Ángel Russo. Debutó en el año 2003 con apenas 18 años de la mano de Carlos Ischia, y tras el subcampeonato obtenido por el “Fortín” en el apertura 2004 se empezó a ganar su lugar en el primer equipo. También formó parte de la selección argentina sub-20 que logró el tercer lugar en el Sudamericano de Colombia, y la clasificación al Mundial al que el “Indio” no fue convocado.
Ya indiscutido por la banda izquierda de la línea de volantes que diagramaba Russo en áquel equipo de Vélez, llegó la cuarta fecha del torneo clausura 2005 donde el equipo de Liniers tenía que visitar a Gimnasia de La Plata en el Juan Carmelo Zerillo. Aquella noche, la V azulada se iba a florear con una contundente goleada 6-0 sobre el “Lobo” de Pedro Troglio, con dos goles de Leandro Gracián, dos del “Caio” Enría, uno de Somoza y otro de Marcelo Bravo.
Nadie se imaginaría lo que pasaría 6 días después. Una junta médica que se hizo en AFA, detectó que el jugador nacido en Lomas de Zamora padecía una hipertrofia cardiovascular, y entre los dirigentes de Vélez y los de la mayor entidad del fútbol argentino, decidieron que el volante no podría volver a jugar ni entrenarse hasta hacerse los estudios pertinentes, que finalmente dictaminarían que Marcelo Bravo no podría volver a jugar al fútbol.
En sus dos años de carrera en el club velezano, Bravo disputó 50 partidos oficiales en los que marcó 5 goles, y tras el retiro del fútbol integró el cuerpo técnico de Miguel Russo y luego dirigió en las inferiores del “Fortín”.
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